En este día, el 31 de octubre de 2017 — 500 años después de que Martín Lutero hizo públicas sus 95 tesis en la ciudad de Wittenberg —, deseo compartir las siguientes tesis para reflexión, discusión, y diálogo. Debido al profundo respeto y admiración que tengo por las tesis de Lutero, y siguiendo el ejemplo de mis hermanas y hermanos en el proyecto “Radicalizing Reformation”, he decidido limitarme a escribir una tesis menos que él.
- El único Dios verdadero es el Dios que ama sin reservas y de manera incondicional a todos los seres humanos por igual. Este es el Dios proclamado por Jesús y las Escrituras que llamamos el Antiguo y el Nuevo Testamento. Cualquier persona que cree en un Dios que no ama sin reservas de manera incondicional a todos los seres humanos por igual cree en un Dios falso. Sin embargo, de ninguna manera son los cristianos los únicos que creen en el verdadero Dios o en Jesús.
- Amar a otros de manera incondicional debe ser entendido en términos de asumir el compromiso de buscar con todo nuestro corazón y todo lo que tenemos el bienestar de todas las personas por igual junto con nuestro propio bienestar. Los que no comparten ese compromiso no practican el verdadero amor y por lo tanto no dicen del todo la verdad cuando afirman que aman a Dios y a los demás.
- Para cambiar el mundo de la forma que Dios desea, es necesario hacer lo siguiente:
- A) Compartir lo que crees con los demás con toda la pasión y convicción que tu corazón te permita reunir, contándoles tu historia para explicar por qué crees lo que crees.
- B) Pedirles a otros que compartan lo que creen de la misma manera a través de sus propias historias y escucharles con mucha atención.
- C) Ayudar a los demás a adquirir los conocimientos y habilidades que necesitan para compartir lo que creen de la misma manera, de modo que se vaya formando una bola de nieve que pueda ir aumentando en tamaño poco a poco hasta ser capaz de provocar una avalancha.
- D) Trabajar con otras personas para generar más espacios y oportunidades que permitan que este proceso continúe.
- E) Hacer lo posible para que la bola de nieve siga creciendo en tamaño al descender la montaña rodando con una fuerza cada vez mayor, pero cuando te cansas de empujarla, descansa un rato y deja que otros la empujen. A lo mejor al hacer esto quedarás atrapado dentro de la bola, pero Dios se encargará de que tarde o temprano los demás logren sacarte.
- Cuando se nos ordena hacer algo o damos nosotros una orden, debemos hacer todo lo posible por asegurar que cada una de las personas afectadas por esa orden entiendan la razón por la que fue dada y la manera en que pretende ser una expresión de amor incondicional.
- La Biblia no es un manual de instrucciones sobre cómo debemos vivir sino una carta de amor de Dios para nosotros. Aunque el amor establece reglas y límites que hay que respetar, a los verdaderos amantes lo que menos les hace falta es un montón de instrucciones.
- Es bueno hablar de la salvación como shalom, que en hebreo significa algo como “bienestar integral.” El shalom abarca tanto cuerpo como alma, ya que no podemos estar bien físicamente sin estar bien también en lo emocional y espiritual; tampoco podemos gozar del bienestar integral como individuos sin formar parte de comunidades que gocen del mismo bienestar.
- En el hebreo antiguo que encontramos en la Biblia, la palabra “justicia” significa “shalom para todos y todas.” Este shalom abarca tanto la totalidad de los seres vivos como todo lo que Dios ha creado en general. Los cristianos y cristianas creemos que algún día Cristo establecerá su señorío amoroso sobre todas las personas y cosas para luego entregarlas en manos de su Padre, de manera que por fin Dios será “todo en todos” (1a. Corintios 15:20-28).
- Como madre que nos ama, Dios exige que le obedezcamos por la única razón de que quiere nuestro bien.
- Para hablar debidamente del shalom, al decir, “Tengo shalom,” hay que agregar al mismo tiempo, “No tengo shalom,” puesto que en el mundo presente cada una de estas dos afirmaciones siempre es verdad hasta cierto punto o en algún sentido. Hay que hacer de esta observación una generalización: En lugar de afirmar que algo es o no es verdad, es necesario especificar hasta qué punto o en qué sentido es verdad. Por ejemplo, aunque decimos la verdad al afirmar que Dios es amor, esa afirmación es falsa si al decir “Dios,” nos estamos refiriendo a Moloc, el dios cananeo de la época del Antiguo Testamento que exigía de los padres que le ofrecieran a sus hijos e hijas en sacrificio.
- Para ilustrar la verdad articulada en la tesis anterior, podemos traducir las palabras de 1a. de Juan 4:18, “el amor perfecto echa fuera el miedo,” como: “el miedo perfecto echa fuera el amor.” Pero es necesario siempre entender la palabra “perfecto” en un sentido relativo, ya que ninguna expresión de la verdad es capaz de captarla o comunicarla en su plenitud.
- Si queremos evitar que otras personas se sientan agredidas cuando les compartimos ideas que parecen poner en duda la fe que les sostiene, en lugar de decirles de manera categórica, “Esto es verdad,” debemos afirmar, “He escuchado decir que esto es verdad. ¿Qué piensas tú?” Al proceder de esta forma, despertamos en los demás la curiosidad en lugar de convertirnos en objeto de sus reproches, y también les hacemos saber que de ninguna manera nos creemos dueños exclusivos de la verdad.
- Los que niegan que los seres humanos hemos evolucionado de otras especies mediante un proceso que ha durado miles de millones de años niegan al mismo tiempo algunas de las verdades más básicas de la historia de la creación que encontramos en la Biblia. Sólo un Dios cuyo amor no conoce límites nos crearía de tal manera como para dejarnos rascándonos la cabeza y preguntándonos, “¿Por qué se entretuvo tanto tiempo Dios antes de traernos a la existencia? ¿Y por qué nos colocó dentro de un parque de diversiones tan gigantesco? ¿Y a dónde nos quiere conducir con todo esto?”
- Lo que llamamos “ciencia” en realidad consiste de creencias y convicciones más que certezas. Los científicos dicen, “Tenemos evidencia más que suficiente para creer que muchas de las hipótesis que hemos formulado son ciertas, y en base a eso, estamos convencidos de que otras de nuestras hipótesis también son verdad. Pero como nunca podemos alcanzar la certeza absoluta, necesitamos seguir formulando y explorando nuevas hipótesis para luego tratar de reunir la evidencia suficiente como para concluir que estas hipótesis también son ciertas.” Esta forma de proceder caracteriza no sólo a los científicos sino también a los cristianos.
- Dios no le ha concedido a ninguna persona, grupo, o comunidad el derecho de definir su voluntad de manera unilateral. La única forma en que podemos discernir y definir debidamente la voluntad de Dios es por medio de un diálogo en el cual cada participante haga su mejor esfuerzo para ver las cosas desde las perspectivas de los demás. Este diálogo debe ser lo más incluyente posible y estar abierto a la participación no sólo de personas que comparten nuestra fe sino también de personas cuyas creencias son distintas a las nuestras. Hay que hacer un esfuerzo especial por escuchar las voces de personas y grupos que tienden a ser silenciados o son vistos con desprecio. De esta manera, podremos llegar a consensos que cuentan con el apoyo suficiente como para utilizarlos como base para definir lo que debemos o no hacer en un momento determinado. Por las mismas razones, ninguna persona o grupo de personas puede tener la última palabra sobre lo que dicen las Escrituras, ni puede sostener que sus interpretaciones son definitivas e incuestionables.
- Como enseñó Lutero, siguiendo a San Pablo, debemos odiar nuestro pecado tanto como lo odia Dios. Esto significa que podemos hablar de dos clases de personas: las que odian su pecado y las que lo ven con agrado.
- Nadie puede llevar a otra persona a creer en el Dios a quien Jesús llamaba “Señor.” La utilización de medios violentos o no violentos con el fin de forzar a otros a adoptar un credo particular o impedirles que cambien de credo no sólo es contraria a la voluntad de Dios sino que también es contraproducente y carece de sentido, puesto que sólo Dios puede llevar a la gente a creer lo que debe. Como seguidoras y seguidores de Jesús, debemos entender nuestra tarea en términos de simplemente compartir con otros a través de nuestras palabras y hechos nuestras convicciones y testimonios de una manera que les permita experimentar el amor de Dios. Lo que ocurra después es un asunto que sólo le compete a Dios resolver.
- Ninguna persona puede llegar a amar verdaderamente a Dios y a los demás sin haber experimentado primero en su propia vida el amor incondicional. Por esta razón, como cristianas y cristianos debemos hacer todo lo que esté dentro de nuestro poder para que otras personas puedan experimentar por medio de nosotros y nosotras el amor incondicional de Dios.
- Para ser fieles a Jesús y al Dios a quien él proclamó, es necesario que le demos el mismo valor al bienestar de personas de otras tradiciones religiosas y comunidades humanas que le damos a nuestro propio bienestar. Si sufren una injusticia, nuestro grito de protesta debe ser igual de fuerte como si la hubiéramos sufrido nosotros. Hay que decir lo mismo con respecto a personas que se identifican de maneras que las distinguen de nosotros.
- Jesús dijo, “Si alguien quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz, y sígame.” Siguiendo la distinción que hizo Lutero, estas palabras no son ley sino puro evangelio y pura gracia, porque tomar la cruz no significa buscar sufrir sino estar dispuestos a abrazar el sufrimiento que invariablemente resulta de nuestro amor. Quienes toman su cruz para seguir a Jesús pagan un precio muy alto en esta vida. Pero quienes se niegan a tomarla pagan en esta vida un precio mucho más alto. Por lo tanto, cuando Jesús agregó, “El que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará,” no estaba pronunciando una promesa o una amenaza, sino que simplemente estaba compartiendo una observación con respecto a la vida en este mundo.
- Cuando Lutero hizo su traducción de la Biblia al alemán, tradujo la palabra ekklesia como Gemeinde, “comunidad,” y no como Kirche, “iglesia,” para enfatizar que lo que había querido establecer Jesús no era una institución, sino una comunidad de seguidores alrededor del mundo cuya característica principal sería su compromiso inquebrantable con el amor a Dios y a los demás. Al ver que su dedicación total a ese objetivo podría traer como consecuencia una muerte violenta, en lugar de echarse para atrás, huir, o esconderse, se dio cuenta de que si de verdad quería ver realizada la comunidad que había soñado compuesta por personas dispuestas a no detenerse nunca frente a cualquier obstáculo, sólo tenía una opción: perseverar en su camino a Jerusalén para seguir proclamando ahí abiertamente con todavía más fervor y tenacidad su mensaje sobre el reinado de Dios, a pesar de que pagaría esa decisión con su vida. Sin embargo, de manera paradójica, su muerte dejó su sello definitivo sobre esa comunidad, de manera que desde entonces los únicos que pueden ser considerados como verdaderos miembros de ella son los que se abocan y se comprometen a perseguir el mismo objetivo que Jesús hizo suyo en vida y muerte.
- Cuando leemos en el Nuevo Testamento que Jesús “murió por nuestros pecados,” no debemos entender esas palabras en el sentido de que la muerte de Jesús hizo posible que Dios nos perdonará nuestros pecados. Dios siempre ha tenido la libertad de perdonarle cualquier pecado a cualquier persona en cualquier momento. Más bien, debemos interpretar esa frase en el sentido de que, frente a la muerte, Jesús eligió entregar su vida porque sabía que sólo de esa manera podía esperar que sus esfuerzos por salvarnos de nuestros caminos pecaminosos y destructivos tuvieran éxito.
- El sufrimiento nunca expía los pecados de nadie. Afirmar lo contrario es crucificar a los demás. Por la misma razón, también es falso y sumamente pernicioso sostener que los sufrimientos y la muerte de Jesús expiaron nuestros pecados, dieron satisfacción a la justicia de Dios, y nos han salvado de la ira de Dios provocada por nuestros pecados. Aunque durante muchos siglos se han mantenido estas ideas entre cristianos, los que son verdaderos seguidores de Jesús ahora deben no sólo rechazarlas sino también manifestar ese rechazo con firmeza, porfía, y enfado.
- El único sentido en que es correcto afirmar que Dios envió a su Hijo al mundo a morir es el sentido en que decimos que un país en guerra envía a sus hijos a morir en el campo de batalla. El objetivo no es morir sino ganar una guerra. Como podemos ver al considerar la oración de Jesús en Getsemaní, lo que él quería no era derramar su sangre, sino encabezar un ejército rebelde integrado por insurreccionistas que no dejarán de luchar hasta que los ríos de agua viva que brotan de sus venas hagan de Gólgota un Edén.
- Cuando estaban por crucificar a Jesús, si Dios hubiera intervenido para evitar su crucifixión llevándolo al cielo antes, en efecto le habría dicho al mundo, “A todos ustedes los amo mucho, y quiero que todos se amen los unos a los otros, pero cuando su actividad a favor de los demás los pone en peligro de padecer o morir a manos de otros, dejen a un lado lo que están haciendo de inmediato y lárguense de ahí lo más rápido posible hasta encontrar un escondite seguro donde podrán permanecer para siempre sin que nadie jamás los vuelva a molestar.” Desde mi perspectiva, un Dios que en verdad nos ama jamás podría decirnos tal cosa. Si el amor de Dios tiene límites, ¿cómo puede esperar él que no pongamos nosotros también límites al amor nuestro?
- Jesús tomó la decisión de dejar que lo arrestaran y crucificaran después de preguntarle repetidamente a Dios, “¿Qué quieres que yo haga?” Seguir a Jesús no significa necesariamente hacer precisamente lo que hizo él, sino vivir tu vida haciéndole constantemente la misma pregunta a Dios. Aunque seguirle como discípulo significa luchar con todas tus fuerzas contra el mal y la injusticia, hay momentos en la vida en los que la mejor opción es rendirse. Finalmente aun al mismo Jesús le llegó el momento en que no le quedaba otra alternativa que entregar el espíritu.
- Es imposible matar a un verdadero cristiano o cristiana porque los verdaderos cristianos ya han muerto con Cristo. Nadie les puede quitar la vida porque ya se la han entregado a Dios y a los demás. Precisamente por esa razón, como escribió San Pablo, los cristianos y cristianas también han resucitado con Cristo y están sentados con él a la diestra de Dios.
- Cualquier persona que no logre comprender por qué San Pablo y Martín Lutero estaban dispuestos a morir por el evangelio que proclamaban jamás entenderá ese evangelio, por más que lea o estudie sus escritos. Asimismo, cualquier persona que afirme que los cristianos no debemos usar la cruz como símbolo de nuestra fe porque fue el instrumento con el que le dieron muerte a Jesús no ha captado su significado.
- La mejor respuesta que se me ocurre a la pregunta de por qué Dios permite el sufrimiento es que no hay otra manera en que podamos aprender a vivir juntos en amor. Me parece inconcebible que alguien pudiera aprender a amar sin experimentar el sufrimiento que el amor trae como consecuencia. Sin embargo, en principio sí se me hace muy factible que Dios ponga fin al mundo presente algún día para transformarlo en otro nuevo en el cual finalmente podremos amar sin tener que estar sufriendo continuamente.
- La proclamación que encontramos en el Nuevo Testamento según la cual Dios resucitó físicamente a Jesús de entre los muertos plantea un gran dilema para los historiadores. Por una parte, reconocen con toda razón que un acontecimiento de tal naturaleza parece imposible porque, de acuerdo a la evidencia que tenemos, algo así jamás había ocurrido antes ni ha ocurrido después. Pero por otra parte, por ser tan fuerte la evidencia de que los discípulos de Jesús que lo habían conocido en vida estaban plenamente convencidos de que había resucitado no sólo en espíritu sino también de manera corporal, un historiador serio no puede negar el hecho de que sus discípulos se atenían firmemente a esa convicción sin vacilar. Las únicas personas que fabrican mentiras y luego dedican el resto de su vida a divulgarlas son las que buscan engañar a otros para sacarles algún provecho. Pero no se puede descartar las convicciones de personas que están dispuestas a morir por lo que afirman ser verdad solamente porque lo que proclaman no tiene antecedentes históricos y parece ir en contra de las leyes naturales tal como nosotros las conocemos. En realidad, podemos afirmar que cada acontecimiento dentro de la historia humana es único e irrepetible; en ese sentido, la resurrección de Jesús no se distingue de otros acontecimientos que se tienen por históricos.
- Después de que Jesús había ofrecido su vida a Dios en sacrificio y Dios lo había resucitado para que pudiera seguir siendo Señor y siervo de todos de una manera nueva y distinta, sus primeros seguidores llegaron a la conclusión, “En este hombre, Dios no nos ha dado solamente nuevas revelaciones, mandamientos, profecías, o esperanzas. ¡Dios ha ido al extremo de dársenos a sí mismo en su propia persona!”
- La doctrina de la Trinidad debe ser explicada de esta manera: Después de que los seguidores de Jesús habían llegado a la conclusión que acabamos de ver, también llegaron a entender por qué Jesús siempre había llamado a Dios, “Abba, Padre,” y comenzaron a dirigirse a Dios de la misma forma. Asimismo, cuando recibieron al Espíritu Santo, dijeron, “Este Espíritu no es simplemente algo así como una fuerza impersonal que emana de Dios, sino que es un ‘alguien,’ esto es, una persona.” Por lo tanto, a pesar de que se sentían totalmente perplejos ante esta realidad, no podían sino decir, “No podemos explicar cómo el Dios único e indivisible en el que creemos es a la vez Padre, Hijo, y Espíritu Santo. Esto no tiene ningún sentido. Es completamente contrario a la razón. Pero en base a nuestras experiencias, sabemos que es verdad.” Precisamente por ser tan incomprensible y escandalosa la doctrina de la Trinidad, entonces, por eso mismo es verdad, porque como la cruz nos enseña, Dios mismo es incomprensible y escandaloso.
- Tal como enseña Jesús por lo menos tres veces en Mateo 18, la palabra “perdonar” se puede utilizar en dos sentidos distintos. En su primer sentido, significa no buscar lastimar a los que nos han hecho daño ni desearles mal. Este es el sentido en el que debemos perdonar setenta veces siete. En su segundo sentido, significa abstenerse de buscar que se castigue a personas que han hecho algo malo o que se les haga sufrir por lo que hicieron. Igual que el rey en la parábola de los dos deudores, a veces debemos cancelar las deudas. Sin embargo, hay otras veces en las que nos parecerá mejor que la persona que ha hecho algo malo sea encarcelada o tratada como “gentil y publicano.” Cada persona debe juzgar por sí misma cuál de estas dos alternativas es la mejor dentro de un contexto particular y decidir cuál de ellas promueve mejor el shalom para todos y todas.
- Para entender por qué los escritos del Antiguo y el Nuevo Testamento afirman que a veces Dios hace o permite que la gente sufra por su propio bien, debemos recordar que los autores de esos escritos tomaron como punto de partida su convicción de que en su esencia Dios es amor puro e incondicional, y en base a esa convicción luego trataron de explicar por qué Dios había causado o permitido los males que habían sufrido. Cada persona tiene el derecho de recurrir a ese tipo de explicaciones para tratar de darles sentido a las cosas que ha sufrido, pero es cruel y abominable hacer uso de ese tipo de explicaciones para interpretar el sufrimiento de los demás.
- La noción del cielo puede ser usada tanto de maneras liberadoras para darle esperanza a la gente como de maneras opresivas para manipular a la gente o tratar de evitar que luche por un mundo mejor.
- Cualquier persona que no entiende por qué el Dios del Antiguo Testamento, de Jesús, y de Martín Lutero hablaba a veces con tanta ternura y compasión y otras veces con tanta rudeza y agresividad todavía no ha llegado a comprender lo que es el amor incondicional. Cuando uno levanta su voz cada vez más fuerte y todavía no le hacen caso, la alternativa que le queda es callarse y abandonar a la gente, dejándole seguir su propio camino. En el pensamiento bíblico, a veces Dios elige la segunda de estas dos alternativas, pero sólo por un tiempo limitado. Por supuesto, lo que distingue a Lutero del Dios del Antiguo Testamento y de Jesús es que, como Lutero no era Dios, nunca fue capaz de alcanzar un amor que fuera totalmente incondicional, ya que sólo Dios es capaz de amar así.
- De acuerdo al pensamiento bíblico, un Dios que ama a la gente por pura gracia, misericordia, y bondad no puede simplemente quedarse tranquilo y no enojarse cuando nos ve actuar de maneras que destruyen nuestras propias vidas y las vidas de los demás. Sin embargo, hay una gran diferencia entre hablar de la ira de Dios y afirmar que la ira de Dios lleva a Dios a actuar de maneras violentas.
- El hecho de que Jesús quiso con tanta frecuencia estar en compañía de los que habían sido catalogados como “pecadores” nos permite ver que la santidad de Dios no le impide entrar en comunión con el pecado y los pecadores. Al contrario, la convicción de que Jesús es el Hijo unigénito del Dios santísimo y en algún sentido es él mismo Dios nos demuestra que hablar de la santidad de Dios es hablar al mismo tiempo de su amor. En lugar de obligarlo a mantenerse lo más alejado posible del pecado y los pecadores, entonces, la santidad de Dios lo impulsa a entrar en solidaridad plena con personas cuyo pecado le es insoportable.
- En base a esta forma de entender la santidad de Dios, al leer lo que manda Dios, “Sean santos así como yo soy santo,” debemos interpretar ese mandamiento en estos términos: “Sean perfectos en su solidaridad con todos, así como yo soy perfecto en mi solidaridad con todos.”
- Todo lo que una persona, un grupo, o una comunidad recibe de Dios debe ser usado para contribuir de alguna manera no sólo al bienestar de esa persona, grupo, o comunidad en particular, sino también al bienestar de los demás, y de ser posible, al bienestar de todas y todos, el cual debemos procurar todos juntos en compañía los unos con los otros.
- Quienes dicen, “Los únicos hijos de Dios somos nosotros” asesinan a su propia carne y sangre.
- Cuando Bill W. y el Dr. Bob S., fundadores de Alcohólicos Anónimos, comenzaron a enseñar que el alcoholismo no es un vicio sino una enfermedad, hicieron posible que muchas personas superaran su adicción al alcohol. Asimismo, cuando proclamamos que el pecado es una enfermedad que requiere de tratamiento en lugar de ser un vicio que hay que condenar, y luego señalamos a Jesús como el “buen médico,” permitimos que otros sean sanados por él.
- Lo que distingue a los que son seguidores de Jesús de los que no lo son no es que los seguidores de Jesús han dejado atrás su vida pecaminosa o son menos pecadores que otras personas, sino el hecho de que por pura gracia han sido incorporados a una comunidad dentro de la cual pueden encontrar el bienestar que necesitan. En lugar de condenar, censurar, o rechazar a las personas que no han sido incorporadas a esa comunidad, deben extenderles la mano en solidaridad al mismo tiempo que le pidan a Dios que les permita a ellas y ellos ser sanados también.
- Así como los que han recibido por medio de Alcohólicos Anónimos la ayuda necesaria para romper con su dependencia del alcohol aprenden a decir, “Todavía soy alcohólico y lo seguiré siendo el resto de mi vida,” los seguidores de Jesús también deben decir, “Aunque Jesús ya ha comenzado a sanarme, sigo siendo un pecador quebrantado y nunca podré superar por completo ese quebrantamiento en esta vida.” Como enseñaba Lutero, por la gracia de Dios, todos somos 100% santos, pero seguimos siendo a la vez 100% pecadores durante nuestra vida entera.
- Así como los que entran a una reunión de Alcohólicos Anónimos pueden anticipar que no serán censurados o reprochados por su alcoholismo aun cuando han sufrido una recaída, los que entran con un corazón sincero a una reunión en la que están congregados los seguidores de Jesús deben poder anticipar que serán recibidos con alegría y afecto así como son, sin importar su apariencia ni las cosas atroces que hayan hecho en el pasado. Deben poder decir, “Lo único que desean todos los que están aquí presentes es ayudarme y darme su apoyo.”
- Según Alcohólicos Anónimos y Martín Lutero, cuando Dios te lleva a tocar fondo, te ha hecho un favor. Esto significa que a veces el favor más grande que podemos hacerles a los demás es dejarles tocar fondo, aunque al mismo tiempo debemos mantenerlos a la vista para evitar que se lastimen y estar siempre listos para ayudarles a levantarse de nuevo.
- Como señalaba Lutero, aun las mejores cosas que hacemos están manchadas por el pecado. Por lo tanto, todo lo bueno que hacemos no deja de ser de alguna manera malo también.
- La fe salva, no porque Dios de manera arbitraria ha fijado como condición para ser salvo la aceptación de ciertas doctrinas como verdad, sino porque tener fe significa poner en manos de Dios nuestra vida entera y buscar en Dios sobre todas las cosas la ayuda que necesitamos. Nada nos permite alcanzar el bienestar integral sino la fe, que nos lleva a fijar constantemente nuestra mirada en Dios en lugar de fijarla en nosotros mismos. Por eso, Dios nos manda creer en él por nuestro propio bien. Por la misma razón, como Lutero tuvo que aclarar una y otra vez, la verdadera fe no puede existir sin que exista también una vida transformada. Uno no puede vivir abrazado de Cristo sin ser arrastrado por él adondequiera que él decida ir.
- No importa qué tan oscuro o claro sea el color de tu piel, eres un racista. Pero está bien, porque todos los demás también lo somos, pues los sistemas injustos en los que vivimos nos convierten a todos en racistas. El único racista a quien no se le puede ayudar es el que se niega a reconocer su racismo. De esta manera, en lugar de acusarnos unos a otros de ser racistas, todos debemos pedirles a los demás de manera afable que nos ayuden a ver y superar nuestro racismo.
- Volver la mejilla no significa permitir que alguien siga abusando de ti. Más bien, significa decirles, “Puedes pegarme todo lo que quieras, pero nunca me convertirás en tu esclavo. No lograrás nada pegándome. Así que deja de lastimarme, y deja de lastimarte a ti mismo. Te invito a que vivamos mejor juntos en armonía y amor.”
- Cuando leemos en la Biblia, “Ojo por ojo y diente por diente,” no debemos interpretar este dicho en el sentido de que debemos responder lastimando por igual a los que nos han lastimado a nosotros. Más bien, significa, “los que han recibido de Dios la responsabilidad de administrar justicia deben dictar sentencias que no sean ni demasiado severas ni demasíado leves.” Jesús también nos enseña que la justicia retributiva siempre debe contribuir de alguna manera a la justicia distributiva.
- Puesto que el Dios del Antiguo y el Nuevo Testamento está plenamente comprometido con el shalom para todas y todos, cualquier interpretación de la Biblia que no pretenda contribuir de alguna manera a ese fin termina por reemplazar al Dios de las Escrituras con un ídolo de nuestra propia fabricación. Por supuesto, las buenas intenciones con las que interpretamos las Escrituras no aseguran que nuestras interpretaciones también serán buenas.
- Por ser cada uno de nosotros una creación buena de Dios, cada persona puede hacer y decir cosas inigualables y maravillosas de las que nadie más es capaz. Por esa razón, todos necesitamos la ayuda aun de las personas que yacen paralizadas y debemos escuchar aun a los que son incapaces de hablar de manera audible. Asimismo, todos tenemos mucho que aprender de las personas de quienes se dice erróneamente que sufren de “retraso mental.” En realidad, tienen algunas habilidades de las cuales los demás carecemos, de modo que en ciertas formas son más avanzadas que nosotros.
- Cada buena predicación puede ser resumida con las palabras: “Sí puedes. Solamente cree.”
- Lo opuesto del poder es la impotencia. Tanto lo uno como lo otro puede ser bueno o malo. Como enseñaba Lutero, nuestra impotencia es una bendición divina cuando nos hace ver que moriremos ahogados bajo el agua si no estiramos la mano hacia Jesús clamándole, “¡Señor, sálvame, porque me estoy hundiendo!”
- Todos y todas debemos pensar, “Conmigo o sin mí, el mundo seguirá girando y mis seres amados estarán bien. Están en las manos de Dios. Lo único que puedo hacer es seguir poniéndolos ahí.”
- Si al caminar por la vida te la pasas volteándote hacia atrás constantemente porque tienes mucho miedo, tarde o temprano te perderás o te caerás al tropezarte con algo. Además, los que buscan tomarte como rehén ya habrán logrado su propósito. Lo que hizo posible que Pedro y Pablo pregonaran por el mundo entero un mensaje que hacía reventar corazones que temblaban de miedo fue que no les causaba temor la posibilidad de tener que pasar tiempo en la cárcel.
- He visitado un lugar donde los niños inhalan cemento porque sólo así pueden calmar su hambre. Al llegar a la edad de los trece años, el daño cerebral que tienen ya es irreversible, pero luego empiezan a tener hijos que alguien más deberá criar. Muchos de los que viven en lugares de este tipo creen que la mejor o única manera de sobrevivir es dedicarse al narcotráfico. Otros son forzados a unirse a una pandilla, donde se les pone un tatuaje especial que permite que durante el resto de su vida sean identificados y encontrados si llegaran a huir. Luego acaban haciendo cosas espeluznantes y horroríficas y, ya entumecidos, se vuelven insensibles a cualquier tipo de dolor, sea el de otras personas o el de ellos mismos. Los que terminan en la cárcel inclusive se sienten afortunados porque se les da un poco de comida y tienen donde dormir. Todos somos responsables por estas realidades, porque simplemente condenamos a los que hemos calificado de “malos,” les echamos toda la culpa a ellos por el mal que hacen, y luego dirigimos la mirada en otra dirección para hacerlos desaparecer de nuestra vista. De esta manera, cada uno de nosotros se convierte en un Satanás.
- Azotar la puerta en la cara de personas que buscan nuestra ayuda porque están huyendo de situaciones como las que se acaba de describir es lo mismo que gritarles a San José y la Virgen María, “¡Váyanse a dormir con las demás bestias en el establo! ¡Aquí no caben y no deben estar aquí! ¡Este lugar sólo nos pertenece a nosotros!”
- En lugar de embellecer el templo de Jerusalén para consolidar su poder, el Rey Herodes debía haber construido buenas escuelas y clínicas en lugares como Belén y Nazaret, y también debía haber tratado de generar más empleos para la gente que vivía en esos lugares.
- Por medio del Espíritu Santo, cada seguidor de Jesús recibe de Dios una vocación en la vida. No todos reciben la vocación de servir en posiciones de liderazgo dentro de la comunidad de creyentes en Cristo. La actividad de los que son llamados a servir a Dios fuera de los confines de la iglesia es tan indispensable para la causa del evangelio como la actividad de los que tienen puestos de autoridad dentro de la iglesia. Hasta cierto punto, la vocación de cada creyente es distinta y única. Dios ha colocado a cada creyente en lugares donde tiene la posibilidad de tocar la vida de personas que nadie más podría alcanzar de la misma manera. Dios convierte a cada creyente en un medio de gracia para los demás.
- La gente no existe para la iglesia. Más bien, la iglesia existe para la gente.
- Por haber creado Dios la sexualidad y por ser Dios bueno, no debemos sentirnos molestos cuando dos personas adultas solteras y maduras deciden establecer una relación sexual sana caracterizada por el amor mutuo, el consentimiento pleno de ambas partes sin presiones de ningún tipo, y el compromiso de ser fieles la una a la otra, aun cuando las dos personas sean del mismo género. Al contrario, debemos celebrar y regocijarnos con Dios cuando se complace en darle a alguien una pareja con la cual puede vivir en ese tipo de relación. Si esas dos personas pueden ser unidas en matrimonio de manera formal y oficial, debemos animarles a considerar la posibilidad de hacerlo por su propio bien, ya que asumir esa clase de compromiso les permite a ambos cónyuges cavar juntos un pozo que se vuelve cada vez más profundo. De esta manera, pueden satisfacer siempre su sed con agua que nunca deja de ser fresca.
- Jesús nunca prohibió lo que hoy llamamos el “divorcio.” Lo que dijo es que uno no debe “despedir” o “echar fuera” a su cónyuge, ya que según el buen plan de Dios, los dos han llegado a “ser una sola carne.” La idea de Jesús era que no es bueno que alguien se desprenda de lo que se ha convertido en su propia carne sin haber hecho primero todo lo que esté dentro de su poder para que esa carne sea sanada.
- De todas las alegrías en la vida, ninguna se compara con la de ser madre o padre de un hijo o una hija. Aun cuando en algunos momentos tus hijos te harán pasar por un infierno, en otros momentos te harán sentirte arrebatado al paraíso, donde verás cosas que palabras humanas jamás serán capaces de describir. Sin embargo, no estoy seguro cuál es mayor: el dolor de los padres que han perdido a un hijo o hija, o el dolor de los que nunca pudieron conocer al hijo o la hija que habían concebido en su mente.
- Aunque todos y todas compartimos una misma naturaleza humana, decir que algo no es “natural” es pasar por alto el hecho de que somos nosotros los que definimos lo que llamamos “la naturaleza,” y no la naturaleza la que nos define a nosotros. También debemos recordar que Dios nos ha hecho de tal manera de que lo que es natural para una persona para otra persona no lo es.
- Afirmar que una esposa debe someterse a su esposo por ser él varón o decir que las mujeres deben someterse a los hombres por causa de su género es inhumano, sádico, y contrario a las Escrituras.
- Cuando alguien nos agradece por algo, debemos sentirnos un poco incómodos y responder, por lo menos en nuestro pensamiento, “¿Por qué me agradeces? Sólo estoy siendo la persona que Dios me creó para ser. No puedo hacer otra cosa. Entonces mejor dirige tus expresiones de agradecimiento a Dios.” Sin embargo, debemos comunicarles a los demás nuestro agradecimiento de manera verbal y de otras formas tan frecuentemente como sea posible y continuamente darles a los demás el regalo, el honor, y el placer de decirnos, “Gracias.”
- Como recalcaba mucho Martín Lutero, aunque es necesario promulgar y hacer cumplir leyes y reglamentos para ponerle freno al mal en nuestro mundo, ninguna ley o mandamiento en sí mismo puede cambiar corazones humanos. Esa es la tarea del evangelio. Por lo tanto, aunque podemos participar en la promulgación y aplicación de leyes justas en nuestro mundo movidos por nuestro amor por Dios y los demás, desde una perspectiva cristiana, la única forma de cambiar el mal que hay en el mundo por el bien es por medio de la proclamación del evangelio en palabra y hechos.
- La teología de la cruz que Martín Lutero tomó de los primeros dos capítulos de 1a. de Corintios nos enseña que muchas de las cosas que nos parecen feas o repulsivas son hermosas desde la perspectiva de Dios. Y con la ayuda de Dios, lo que no es verdaderamente hermoso puede llegar a serlo.
- Sin importar lo mucho o lo poco que hemos estudiado o aprendido, todos somos expertos para algunas cosas e idiotas para otras. Por esa razón, necesitamos constantemente pedirles a los que comparten nuestra condición de ser expertos e idiotas que nos echen la mano.
- Como Lutero enfatizaba repetidamente en alusión a la historia de Balac y Balaam en el capítulo 22 del libro de Números, si Dios puede hablar por medio de un asno, Dios puede hablar por medio de cualquiera de nosotros.
- Cuando los luteranos y luteranas bautizan a un bebé, es como si llamaran a la jardinera de la iglesia para decirle, “Tenemos una nueva plántula que necesita ser trasplantada.” La jardinera saca la plantita de su pequeña maceta, la mete en su propio espacio al lado de las demás flores donde le dará mucho sol (aunque no demasiado), y la riega con el agua que necesita. Esto permitirá que la plantita desarrolle raíces fuertes y que se convierta en flor. Luego la jardinera hará lo posible para que haya muchas abejitas, mariposas, y colibríes en el área inmediata para que puedan polinizar la nueva flor, junto con las otras flores que la rodean. De esta manera, el jardín se hace más grande. Vale la pena notar que la jardinera también es experta en trasplantar plantas más grandes. Sólo tiene que usar un poco más de agua.
- En iglesias que verdaderamente son luteranas, cuando se celebra la Cena del Señor, se les anuncia a todas las personas presentes, “Si tienen hambre, pasen a comer de lo que tenemos en la mesa. No es necesario mostrar una identificación. La comida no es gran cosa pero se quedarán sorprendidos al ver cómo les deja satisfechos. Si alguno de ustedes no tiene hambre y no quiere participar de nuestra cena, de todos modos te animamos a pasar a recibir de lo que hemos preparado. Al empezar a comer, de repente tu estómago comenzará a gruñir y dirás, ‘Creo que siempre sí tenía hambre.’”
- En la tradición luterana, se les dice a las personas que comulgan del pan y la copa eucarística, “¿Ves al tipo que está allá a la cabeza de la mesa? Él ya pagó la cuenta. Pero al comer y beber no dejes de mantenerlo en la mira y te quedarás maravillado. De repente se desvanece de modo que nadie lo puede ver. Luego todos corren hacia afuera y empiezan a descubrir que se ha ido materializando por todas partes de manera que, dondequiera que dirijan la mirada, lo pueden ver.”
- La razón por la cual las luteranas y los luteranos no practicamos la intercesión a los santos es que creemos en un Dios que nos ama tanto que quiere que nos dirijamos directamente a ella como nuestra madre por medio de Jesús.
- La razón por la cual las luteranas y los luteranos no intercedemos por las almas de los difuntos es que eso daría la impresión de que todavía no han sido acogidos en los brazos de Dios para que, ya acurrucados en su seno maternal, ella los pueda estar acariciando durante toda la eternidad.
- Cuando los adversarios de Lutero empezaron a llamar “luteranos” a los que estaban de acuerdo con la forma en que Lutero entendía el evangelio para provocarlos y ridiculizarlos, al principio rechazaban esa designación. Lutero mismo escribió, “¿Cómo podría yo, hediondo saco de gusanos que soy, consentir a que se utilice el nefasto nombre mío para designar a los hijos de Cristo?” Sin embargo, después de algún tiempo, los que se identificaban con el pensamiento de Lutero dejaron de oponerse al uso de esa designación y dijeron, “Precisamente por ser todos nosotros un montón de hediondos sacos de gusanos igual que Lutero, vamos a dejar de protestar cuando la gente nos llame luteranos y luteranas. Al contrario, vamos a adoptar nosotros mismos ese nefasto nombre con gusto como si fuera un título de honor.”
- Contrario a lo que pensaban muchos, cuando en la Dieta de Worms se le ordenó a Lutero, “¡Retráctate!,” él sabía que lo que más le convenía era mantenerse firme. Si se hubiera dejado doblegar, es posible que durante el resto de su vida su conciencia nunca le hubiera permitido vivir en paz consigo mismo. Sin embargo, tal como Jesús le enseñó a Pedro, aun cuando les has insistido repetidas veces a los demás que no lo conoces al ser interrogado sobre él, Jesús siempre te dará una nueva oportunidad. Así que, cuando traiciones a Jesús, no saques una soga para irte a ahorcar, como lo hizo Judas. Sólo grítale a todo el mundo lo que Lutero habría exclamado si en el momento de la verdad hubiera fallado: “¡Me retracto de mi retractación!” Honestamente, hacer eso es tan bueno como hacer lo otro, pues de esa manera otras personas que han negado y traicionado a Jesús se darán cuenta de que ellas también pueden optar por alzar la voz de la misma manera para anunciarle al mundo que se retractan de la retractación que hicieron. A propósito, todo esto es lo que tenía en mente Lutero cuando dijo, “Peca fuerte.”
- Afirmar que personas de todos los diferentes credos adoran al mismo Dios puede ser verdad en algún sentido, pero al mismo tiempo es un insulto para ellas y para el Dios o los Dioses que profesan y confiesan. Para tratar de evitar que nuestras distintas creencias acerca de Dios fomenten la violencia, lo que hace falta no es declarar que todos creen en un mismo Dios, sino conversar tranquilamente y con amor unos con otros sobre el Dios o los Dioses en que creemos. Las personas de distintos credos y cosmovisiones, entonces, no deben solamente “tolerarse” entre sí, sino también manifestar su amor unas por otras de maneras concretas.
- Hay muchísimas cosas maravillosas e incomparables en el Judaísmo, el Islam, el Hinduismo, y el Budismo que no existen dentro del cristianismo. De la misma manera, los Católicorromanos, los Pentecostales, y los Anabautistas poseen muchos tesoros que los luteranos no pueden sino ver con envidia.
- No es necesario ser luterano para ser luterano. De hecho, hay muchos que no son luteranos pero son más luteranos que muchos luteranos, igual como hay luteranos que son menos luteranos que muchos de los que no son luteranos. Por supuesto, lo que realmente importa es ser cristiano. Sin embargo, siguiendo con la misma idea, hay muchos cristianos que no actúan como cristianos y de hecho no son cristianos, igual como hay muchos que no son cristianos pero son más cristianos que muchos de los cristianos.
- Una de las cosas más tristes en este mundo es que cuando la gente oye palabras como “cristiano,” “pastor,” “Biblia,” “iglesia,” y sobre todo “Jesús” y el nombre de “Dios,” tiende a asociar esas palabras con la violencia y la opresión en lugar de relacionarlas con lo que libera y transforma. Sin embargo, en lugar de dejar de utilizar esas palabras, los que somos seguidores y seguidoras de Jesús debemos primero hacer que otros nos conozcan y sólo después explicar lo que esas palabras significan.
- Todos los que son verdaderos cristianos también son agnósticos, porque el seguir a Jesús tiene que ver con confiar más que tener certezas. Además, cuando en la antigüedad la gente llamaba “ateos” a los primeros cristianos, esa gente no estaba en el error, ya que los verdaderos cristianos rechazan a los mismos dioses opresivos que sus hermanas y hermanos ateos.
- A través de la historia de la iglesia, los que han cuestionado conceptos opresivos de Dios y han propuesto otras formas de entender a Dios han sido catalogados de “herejes.” La tarea de un seminario luterano es preparar a herejes cuya fe en el evangelio y el Dios de amor incorregible que proclaman es tan fuerte que preferirían morir en la hoguera antes que renunciar a su fe.
- Cuando Jesús y Juan el Bautista proclamaron, “¡Arrepiéntanse, porque el reino de Dios se ha acercado!,” lo que quisieron decir puede ser parafraseado de la siguiente manera: “Dios ya va a venir pronto a limpiar el desastre que hemos hecho, así que métete a la ducha a bañarte, deja que el Espíritu te dé una buena friega, y ponte los nuevos ropajes que te ha regalado.” El problema es que a Dios no le gusta para nada tener que hacer limpieza. Por eso ha estado esperando para ver si mejor nosotros nos encargamos de limpiar el desastre que hemos hecho. Lamentablemente, no hay otra manera de que comience la fiesta que Dios ha estado planeando para nosotros desde hace tiempo. Pero lo que Dios quiere más que ninguna otra cosa en el mundo es que todos y todas estén en su fiesta y que nadie se la pierda.
- Hacer trabajo misionero significa salir a aprender cosas nuevas y luego regresar a casa para decirle a todo el mundo lo que has aprendido. Pero una advertencia: cuando salgas a hacer labor misionera, es posible que te contagies de un virus mortal y al regresar hagas que se suelte una epidemia.
- No es malo ni reprobable dudar de Dios, cuestionarle, o enojarse con él. Al contrario, a Dios le agrada mucho cuando le expresamos lo que realmente sentimos en nuestro corazón. En realidad, Dios se llena de gozo cuando alguien le grita, “¡Yo no creo en ti!” El responde: “¡Qué gusto me da que por fin estamos teniendo esta conversación! Vamos a tomarnos un café y seguir platicando.”
- También es bueno y justo exigir de Dios una explicación cuando ha permitido que nos pase algo malo, como lo hizo Jesús cuando exclamó desde la cruz: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” Tal como descubrió el mismo Jesús, a lo mejor se tarda un tiempo, pero en algún momento Dios te dará una respuesta a tu pregunta.
- La historia de Tomás y el Jesús resucitado nos enseña que cuando alguien nos dice, “¡He visto un milagro!,” no debemos responder, “¡Eso es imposible!” Más bien, debemos decir, “Tengo mis dudas, pero si quiero saber con seguridad si es cierto, sólo puedo hacer lo que hizo Tomás: seguir juntándome con los que afirman haber visto el mismo milagro y ver si Jesús se aparece o no.”
- Es bueno y correcto afirmar que todos los seguidores de Jesús deben someterse a él o a Dios como su Señor. Sin embargo, de acuerdo a Jesús y los escritos del Nuevo Testamento, no es bueno o correcto asociar a alguna persona o grupo con Dios para luego afirmar que es imposible someterse a Dios sin someterse a esa persona o grupo, como si fuera la misma cosa. Quien afirme eso blasfema porque está poniendo a un ser humano o a un grupo de seres humanos en un lugar que sólo le corresponde a Dios. La raíz de toda opresión tanto en el cristianismo como en otras tradiciones religiosas es la afirmación de que sólo una persona o grupo en específico representa plenamente a Dios y ha recibido de él la autoridad para hablar por él como su portavoz exclusivo.
- Hay que entender la idea de someterse a la voluntad de Dios y vivir en conformidad con esa voluntad tanto en un sentido activo como en un sentido pasivo. En su sentido activo, significa esforzarte lo más posible por vivir y actuar de la manera que Dios desea. En su sentido pasivo, significa aceptar confiadamente todo lo que provenga de la mano de Dios sin rebelarte contra él y simplemente encomendarte a Dios, junto con tu futuro, tus proyectos, y las demás personas. Lo que impulsa a los seguidores de Jesús a hacer estas cosas es su convicción de que el Dios a quien han llegado a conocer los ama de manera incondicional, a pesar de que a veces tienen que pasar por pruebas muy duras que parecerían indicar lo contrario.
- La razón por la cual no podemos obtener por nuestros méritos la gracia, el favor, y el amor de Dios es que estas cosas ya son nuestras en abundancia. ¿Cómo podemos ganar o merecer algo que ya hemos recibido como regalo? Si Dios ya nos ama de manera infinita así como somos, ¿cómo pueden nuestras acciones llevarlo a amarnos más? Lo único que merecemos con nuestra conducta es la forma particular que asumirá el amor de Dios al manifestarse en nuestra vida. Dios responde a nuestra conducta utilizando una gran variedad de medios con el fin de moldearnos en las personas que él quiere que seamos por nuestro propio bien y el de los demás.
- Quienes dicen que no debemos hablar de “celebrar” la “Fiesta de la Reforma de la Iglesia” porque eso sería como hablar de “celebrar” un divorcio no han entendido bien lo que hizo Lutero. Lutero nunca abandonó la iglesia, a la cual siguió amando hasta el último día de su vida. Cuando fue excomulgado por el papa, exclamó: “¡Así como ellos me excomulgan en nombre de su sacrílega herejía, yo los excomulgo a ellos en nombre de la sagrada verdad de Dios! ¡Cristo juzgará cuál de las dos excomuniones es válida!” Lo que celebran los luteranos y las luteranas, entonces, no es la división de la iglesia (porque la verdadera iglesia jamás puede ser dividida), sino el hecho de que Lutero no se dejó intimidar y de esa manera hizo posible que el evangelio fuera escuchado nuevamente alrededor del mundo.
- Todas las ideas que he compartido aquí ya han sido articuladas por otras personas mucho antes que yo. Lo único que he hecho yo es ponerlas muy coquetas revistiéndolas con un ropaje provocativo para así lograr que los lectores se las queden mirando un poco antes de decidir si quieren o no salir a comprar de la misma marca o inclusive diseñar su propia línea. Si eso te hace reír, borra la sonrisa de tu cara y ponte serio. Nada de lo que se ha comentado aquí es asunto de risa. De una forma u otra, sólo quiero hacerte llorar conmigo para que le pidas a Dios un pañuelo y empieces a enjugar las lágrimas. Luego podremos todos ponernos a danzar al son de las melodías vivarachas que Dios se muere por tocarnos en su violín.
En conclusión a estas tesis, quisiera enfatizar tres puntos. Primero, debo insistir una vez más que no deseo que nadie simplemente manifieste estar de acuerdo con todas las tesis presentadas sin ponerse también a cuestionarlas. De hecho, cada una de estas tesis afirma cosas que yo mismo cuestionaría. Por lo tanto, tal como lo indiqué en el prólogo, debo persistir en reiterar que no pretendo otra cosa que invitar a los lectores a discutir, dialogar, y reflexionar sobre el contenido de estas tesis. Lo que hagan después es un asunto que sólo les concierne a ellos y a Dios.
En segundo lugar, a cualquiera que rechace como falsas algunas de las ideas articuladas en estas tesis, le respondo: Es muy posible que tengas toda la razón. Pero uno no puede convencer a los demás que tiene la razón si solamente se pone a condenar, censurar, y reprimir ideas que considera erróneas. Quien actúa así no hace más que poner en evidencia su propia impotencia, ignorancia, e incompetencia. Así que, en lugar de callar, hay que refutar, poniéndote a dialogar en vez de incinerar.
Y en tercer lugar, si alguien se siente agredido por estas tesis, le digo lo siguiente: No has captado bien la intención de mis palabras. No hay nada en estas tesis que tenga el propósito de perjudicarte a ti ni a nadie más o afectar tus intereses o los de otras personas de manera negativa. Al contrario, si lo único que pretendo es tu bienestar junto con el mío, y yo igual que tú no puedo procurar mi propio bienestar sin buscar el mismo bienestar para ti y para todos los demás, ¿por qué debes molestarte conmigo? Puesto que Dios me ama a mí y Dios te ama a ti, yo también te amo. Entonces mejor tomémonos de la mano para seguir caminando juntos hasta que por fin lleguemos todos a la tierra prometida.
David A. Brondos